Nuestro profesor que también es un padre dijo- ¿Alguno de
ustedes ha hablado con Dios?
-(vagamente recuerdo la pregunta que dijo el padre, pero recuerdo
lo que dijo mi compañera)
Mi compañera-yo he querido hablar con Dios, pero Dios no me
escucha.
(Ella era una de las
peores alumnas “baya casualidad”).
Varias de esas cosas había visto en otras personas pero
ahora cuando todo eso se juntó, me puse a meditarlo llegando a muchas
conclusiones que se juntaron en una.
Que pasa con las personas que siempre a lo último cuando no
tienen más salidas le rezan a Dios, pues esas personas solo lo hacen cuando
están apretadas en problemas y ni siquiera rezan con fe, una persona que de
verdad se merece la ayuda de Dios es la persona que para empezar de verdad lo necesite, no por un
capricho ni por falta de responsabilidad ni por no haber entrenado practicado
antes, no solo eso sino que para aliviar
el golpe que te da la conciencia por falta de la propia responsabilidad(de lo
que muy pronto voy a hablar) echan la culpa a dios y cínicamente también se
dicen: Dios sabrá porque no quiso que yo haya podido hacer “tal cosa” y para
los ateos: Que mala suerte
Todo este lio, todo ese problema se pudo haber solucionado
solo con fuerza de voluntad y decir tengo que practicar, estudiar, cantar, dibujar,
etc. Sea la mala suerte que uno tenga o
la buena suerte que tenga el otro la fuerza de voluntad puede contra
cualquiera, no hay porque estar preocupado, si uno tiene la voluntad de llegar
donde quiere
(ojo ya se que antes he hablado de la fuerza de voluntad,
pero mi reflexión es que uno no deba rezarle a Dios por cualquier cosa o culpar
a Dios de las propias equivocaciones o a la mala suerte, este también es el
primer punto a una publicación que pondré sobre los golpes de la conciencia se
titulará “El tsunami” (trata de lo que sentí cuando no me mentí y deje que mi sentimiento fluya)
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